El Cheribon fue un barco de vapor construido entre 1881 y 1882, en Escocia, para la Compagnie Nationale de Navigation con sede en Marsella, Francia.
El Museo Nacional de Antropología Dr. David J. Guzmán (MUNA) presentó la ponencia titulada “Tecnología naval del pecio Cheribon: un barco de vapor de la segunda mitad del siglo XIX sumergido en el área natural protegida de Los Cóbanos”, a cargo de la arqueóloga Isabel Turcios.
“Es emocionante y muy grato presentar la ponencia de la licenciada Isabel Turcios. Tuve el privilegio de asesorar su tesis para optar a su grado de licenciatura de la Universidad Tecnológica de El Salvador; este es el producto de ese trabajo y debo decir que es un trabajo innovador y un trabajo que ha establecido nuevos paradigmas en la arqueología subacuática”, declaró el director de la Unidad de Investigaciones y Curaduría del MUNA, Roberto Gallardo.
En su investigación, la arqueóloga identificó elementos de construcción de la estructura principal y de la maquinaria del barco de vapor hundido el 12 de abril de 1902, cuando transportaba una carga de café y colisionó con el arrecife de Los Cóbanos en Punta Remedios, Sonsonate.
Según la investigación, el barco tenía 103 metros de eslora, 12 metros de manga, capacidad para 3100 de tonelaje bruto y de 1600 de tonelaje neto; podía alcanzar una velocidad de 12 nudos (un poco más de 22 km por hora); tenía capacidad para mil personas y seis botes, y contaba con camarotes de primera clase en popa y segunda clase en proa.
Esta embarcación incluía además un sistema auxiliar de velas, por si ocurría algún problema con la maquinaria.
“Todo surge con la Revolución Industrial y se comienzan a implementar avances tecnológicos y, entre estos, la máquina de vapor aplicada a este tipo de embarcaciones que vienen a sustituir de manera un poco lenta a los veleros, hasta que, finalmente, se empiezan a perfeccionar y a tomar todo el dominio de comercio mundial, los viajes se hacen mucho más cortos y, por lo tanto, disminuye el tiempo de espera y algunas enfermedades que podía ocasionar estar tanto tiempo en el mar”, apuntó Turcios.
El pecio del Cheribon fue registrado en 2005, por el arqueólogo Marlon Escamilla. Parte de los restos pueden observarse durante unos meses del año sin necesidad de sumergirse.
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