La rebeldía y la intensidad musical de Chaikovski y Brahms brillaron gracias a la magistral interpretación de la Orquesta Sinfónica de El Salvador, junto al solista invitado Eleazar Membreño.
En el segundo concierto del Ciclo Sinfónico Chaikovski y Brahms, la Orquesta Sinfónica de El Salvador (OSES) bajo la dirección del maestro Martín Corleto y junto al pianista salvadoreño Eleazar Membreño, impactaron al público asistente con su agilidad y talento musical.
Membreño sorprendió al público con su interpretación del “Concierto para piano y orquesta en re bemol menor op. 23”, de Piotr Ilich Chaikovski.
El joven pianista salvadoreño inició sus estudios de piano en 2009, en el Centro Nacional de Artes, y, desde 2015, estudia con el Dr. Alexandr Sklioutivsky en la Universidad Nacional de Costa Rica, donde obtuvo el grado de bachiller en Música con énfasis en Ejecución y Enseñanza en Música en 2018 y el grado de licenciatura de la misma carrera en 2020.
Destaca el especial interés del joven intérprete por la música de cámara y el piano colaborativo, que lo han llevado a compartir escenario junto a grandes músicos y ensambles internacionales.
“Muy agradecido en primer lugar con el director, con todos los músicos de la orquesta; me sentí muy bienvenido, lo disfruté mucho, espero que los músicos de la orquesta y el público también. Muy agradecido”, comentó Membreño tras el concierto.
La segunda parte del concierto recayó en las capaces manos de la OSES, que deleitó al público con la “Sinfonía n.° 2 en re mayor, op. 73”, del compositor Johannes Brahms.
“Estuvo muy bonita y el invitado se mandó. La pasión con la que el invitado tocó y la orquesta, cómo le ponía sentimiento a varias notas, fue bien bonito”, manifestó Kevin Escobar, quien formó parte del público.
También, previo al concierto, el productor del pódcast “Beethoven, el libertador de la música”, Jan Bock, dio una charla introductoria que permitió a los espectadores identificar los matices característicos de Chaikovski y Brahms.
El concierto se desarrolló bajo todos los protocolos de bioseguridad que el Ministerio de Cultura continúa implementando en cada uno de los espacios destinados al arte y la cultura.
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