La propuesta interpretativa se dio a conocer durante la presentación de un libro que incluye un estudio sobre las pinturas de la Gruta del Espíritu Santo, en Corinto, Morazán.
El Museo Nacional de Antropología Dr. David J. Guzmán (MUNA) presentó el libro “Presencias en la roca. Nuevas miradas al arte rupestre del oriente salvadoreño”, del Dr. Félix Lerma, este 28 de junio.
Lerma es un académico mexicano, quien estudió la zona oriental por más de quince años, en los que constató que la región resguarda múltiples sitios con pinturas y petroglifos rupestres.
“En el caso de las pinturas de la Gruta del Espíritu Santo, una de las características es que la iconografía muestra personajes con tocados radiales que, aparentemente, son flexibles; aunque no son naturalistas es plausible pensar que es un tocado de plumas”, indicó Lerma.
El académico agregó: “Llama la atención que en la localidad de tradición indígena más cercana, Cacaopera, se celebra en enero la danza de los emplumados, que según la versión de la gente de la comunidad tiene que ver con una conmemoración de inicio del año, pero también de saludo al sol. Las plumas que usan son de guacamaya, que en la época prehispánica estaban asociadas a cultos solares, entonces tiene todo el sentido de que sea una danza dedicada al sol”.
Lerma recordó que Corinto fue parte del territorio de Cacaopera hasta el siglo XIX. “Hay una relación de familiaridad entre Cacaopera y la Gruta de Corinto. Resulta viable plantear la hipótesis de que la Gruta del Espíritu Santo pueda estar representando versiones muy antiguas de lo que hoy es la danza de los emplumados, esa es mi propuesta interpretativa”, apuntó el investigador.
Sobre el fechamiento, el Dr. Lerma dijo: “El grueso de las pinturas, como las iconografías de personajes danzando, es muy probable que tengan que ver con un florecimiento local al final del periodo Clásico (900 d. C)”.
“Es algo que pasó en toda Mesoamérica. Al final del Clásico cae Teotihuacan, los centros mayas, y como que las comunidades tienen un florecimiento, al menos las pinturas antropomorfas, las manos y las cosas abstractas podrían ser más antiguas”, aseguró.
La publicación tiene, además, una sección adicional sobre el estado de conservación de la Gruta del Espíritu Santo, cuya autora es la investigadora salvadoreña Claudia Ramírez, de la Unidad de Investigaciones y Curaduría del MUNA, quien presentó parte de su investigación.
En la actividad participaron, además, el director del MUNA, Danilo Villalta; el arqueólogo Hugo Chávez, y el antropólogo y artista visual Álvaro Sermeño, quienes coincidieron en que la publicación es un valioso documento que dará un nuevo impulso al estudio del arte rupestre de nuestro país.
Y es que el libro “Presencias en la roca” ofrece un contexto general del arte rupestre salvadoreño, una síntesis de los estudios hechos en la región de oriente, comprendida entre el río Lempa y el golfo de Fonseca, y una panorámica de algunos de los sitios más representativos.
De igual manera, comprende documentación sobre las pinturas rupestres de la Gruta del Espíritu Santo, el sitio con mayor cantidad de pictografías en territorio salvadoreño. Esta riqueza gráfica se conjunta en ese lugar específico del sureste mesoamericano, que es un espacio de encuentro de culturas como la pipil, la lenca y el kaka-wira (cacaopera).
