En el pasado, la gente hilaba fibras y otras plantas que eran usadas para confeccionar hamacas o vestimentas y, con el remanente que quedaba, las abuelas elaboraban muñecas de trapo para diversión de sus niños.
Este mes de octubre, el Museo Regional de Occidente exhibe una muestra de las muñecas de trapo que se elaboran en diferentes departamentos del occidente del país como Pieza del Mes, a manera de rescatar las costumbres y tradiciones salvadoreñas.
Estas muñecas fueron un juguete muy divertido para muchas generaciones pasadas y a las que muchas familias de escasos recursos recurrían para llenar de alegría la vida de sus niñas.
Todas las pasadas civilizaciones del mundo hicieron muñecas, de manera especial en América y el Caribe, pues tenían un sentido religioso que les permitía mantener el contacto con la naturaleza, la tierra, el agua, el aire y el fuego.
Con la invasión de los españoles se introdujeron la imagen de la Virgen, las telas traídas de Europa y las formas de vestir de los colonos, y las muñecas con las manos, las piernas, el pecho y el rostro se convirtieron en la influencia principal en la elaboración de estos objetos.
En El Salvador, esta tradición ha sido muy acogida en el departamento de Usulután, en una pequeña localidad rural al sur. El propósito de crear estos productos comenzó como una actividad sin fines de lucro, pero luego fue calificada como un negocio lucrativo. Actualmente, muchos pobladores y turistas van al municipio en búsqueda de estas especiales muñecas de trapo.
También, en Sonsonate se encuentra una artesana muy conocida por hacer este tipo de artículos: doña Dolores, la artesana de las muñecas de trapo. Algunos de sus clientes mencionan que han conocido sobre las bonitas muñecas de trapo que ella elabora y han llegado desde otros puntos del país para que les hagan diseños especiales.
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