En la charla se habló de los orígenes del santo, nacido de padres esclavos en Italia, en el siglo XVI.
El Museo Nacional de Antropología Dr. David J. Guzmán (MUNA) brindó una ponencia sobre San Benito de Palermo a cargo de la arqueóloga Claudia Ramírez, de la Unidad de Investigaciones y Curaduría del museo.
En su exposición, la investigadora habló de la historia del santo, que según datos históricos se llamaba Benito Manasseri y era conocido también como Benito el Africano, el Moro o el Negro. Nació en la villa de San Fratello, Sicilia, en 1524 d. C.
“San Benito era hijo de esclavos, sus padres eran Cristóbal Monachorio y Diana de Arcan. Eran africanos y trabajaban en una plantación cercana a Mesina. Benito recibió la libertad tras su nacimiento”, detalló la arqueóloga Ramírez.
Según los datos históricos, San Benito fue pastor desde niño. A los 20 años se unió a un grupo de ermitaños seguidores de San Francisco de Asís y, en 1564, ingresó al convento de Santa María de Palermo, donde fue enviado a la cocina porque no sabía leer ni escribir.
“Desde el fogón, generaba una energía que irradiaba piedad y humildad. A San Benito se le atribuyeron milagros como el de haber revivido a un hombre llamado Liberto de Nicolás”, afirmó la investigadora.
A pesar de ser analfabeto, se consagró como maestro de novicios y, en 1578, fue elegido como prior del convento. Años después, enfermó gravemente y por revelación conoció el día y la hora de su muerte, que fue un 4 de abril de 1589.
San Benito de Palermo fue beatificado por el papa Benedicto XIV en 1743 y canonizado por el papa Pío VII en 1807.
El culto a este santo se extendió entre los africanos esclavizados que llegaron a América. En Estados Unidos, siete parroquias llevan su nombre y en nuestro país se practica la danza de los tabales en Ereguayquín, Usulután.
La devoción al santo está presente a lo largo de América Latina. En Petén, Guatemala, un municipio lleva su nombre, al igual que una parroquia salesiana dedicada al servicio de los más desprotegidos, en especial de los jóvenes. Su fiesta se celebra el 4 de abril.
“Ha sido muy buena la ponencia. Yo creo que a todos nos amplía el conocimiento, la historia y cómo trasciende en nuestra vida cotidiana, porque San Benito vive en la mente y la vida de muchas personas aquí en El Salvador, sobre todo en el lado sur, donde se cree que hay muchos afrodescendientes que todavía lo veneran”, opinó el señor Pablo García.
La imagen de San Benito de Palermo fue exhibida como Pieza del Mes del MUNA durante marzo de este año. Se trata de una escultura que está en posición vertical sobre una base rectangular y que presenta restos de quemaduras y humo.
La figura mide 95 centímetros de alto y 32.8 centímetros de ancho, tiene rasgos finos, posee ojos de vidrio y cabello corto rizado finamente tallado. Viste hábito con capucha y un lazo a la cintura. Se estima que fue elaborado en el siglo XVIII o XIX. Su código de inventario es H-3264, indicó la arqueóloga Ramírez.
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